martes, 19 de mayo de 2009


Sus manos calidas recorren con pasión, lujuria y amor cada rincón de su cuerpo, no hay centímetro que no quiera conocer, explorar y sentir, no hay espacio que no quiera saborear, oler y mirar.
Su piel, suave, aromática y hermosa a sus ojos, su respiración profunda y agitada.
Sus labios se juntan con los suyos en un beso que siempre espero. Su piel y la suya junta como nunca soñó.

Los besos se desplegaron por todo su cuerpo, recorriendo desde su cuello que aun mantenía el mismo olor que el recordaba, pasando por sus pechos que eran perfectos para el, llegando a su sexo y finalizando en sus suaves piernas.
Cuerpos llenos de pasión, cuerpos capaces de derretir un témpano, se entrelazaban en las sabanas y no querían dejar de ser uno.
Ella se multiplicaban en los oídos de el, movimientos suaves y fuertes hacían que se unieran, en una especie de extraño amor, convirtiendo cada caricia en la ultima, sabiendo que no volverían a estar juntos.
La cabeza de ella en su pecho, el pelo en su cara como si cada uno de sus cabellos intentara asfixiarlo para que ese momento jamás terminara…. Las estrellas y las luces de la cuidad en la habitación y dos cuerpos fundidos por toda la eternidad.

1 comentario:

La Tentación dijo...

La magia que provocan dos cuerpos que se buscan y se encuentran.

Un gusto que hayas regresado por mi casa después de algún tiempo, recuerda que las puertas están abiertas.